Conocí Misiones hace muchos años y por el lugar donde la mayoría lo ha hecho: las Cataratas del Iguazú. Con el tiempo, me tocó viajar a Misiones en plan de trabajo y me permitió conocer un poco más allá de lo turístico, bordeando el Paraná desde Pto. Iguazú hasta la represa de Yaciretá, en el norte de Corrientes. Hace unos días volví aMisiones nuevamente por trabajo, y sólo unos tres días, pero siempre me vuelvo a sorprender con su geografía y su gente.
Capioví es una localidad sobre la ruta 14, en la mitad de la provincia, donde el Hotel Castillo siempre me recibe bien. En realidad, su personal, todas mujeres de orígen germánico o polaco o... en definitiva, más o menos rubias y que ante un giro de cabeza pasan de esa linda tonada misionera a hablar en un alemán que a mi se me antoja perfecto. Me resulta raro comer en el hotel mientras veo el noticiero de TN y en la mesa de atrás un grupo de alemanes que están de visita charlan animadamente. Recuerdo que en otra oportunidad estaba desayunando, aún medio dormido, y en la radio local estaban pasando música alemana típica con acordeones. Miré hacia afuera por la ventana y, efectivamente, el verde fulgurante de los árboles me decía que seguía en la tierra colorada y no en una posada de Baviera. Paseando un rato a pie, antes de ir a dormir, vi a mucha gente en una noche de mucho calor charlando en las veredas tomando tereré con su termo marca Termolar (uno grande, como de dos litros) No usan agua sola, sino que le ponen un sobrecito de jugo de fruta (?) en polvo tipo Tang.
Al día siguiente, volviendo desde Capioví hacia Pto. Iguazú, me hicieron dedo en Caraguatay, una señora embarazada con dos bolsas de compra de supermercado y su hijo que iba caminando atrás. Volvían a Paraguay, al otro lado del río, caminando con unos 36 grados a la sombra al mediodía. Me comentó -en realidad le saqué con tirabuzón y descifrando su castellano de pocas palabras- que era más barato comprar en Argentina y por eso cruzaba en bote, caminaba 6 km. por caminos de tierra y todo eso en su estado avanzado de embarazo. Recordé quejarme una vez de que el aire acondicionado no enfriaba lo suficiente...
Caraguatay está precedida por cuantiosos carteles que dicen 'VISITE LA CASA DEL CHE', 'CARAGUATAY, TIERRA DEL CHE', etc. No pude ver la casa del Che ni enterarme de la historia. Para mí, el barba era rosarino, tal como rezaba una calcomanía que vi en un taxi en Rosario: 'ROSARIO, CUNA DE VALIENTES' con la foto del Che. Ya averiguaré sobre el tema...
Una parada técnica en una galetería (no, no es galletitería mal escrito) en Montecarlo, me recibió al mediodía con una esperada entrada de mandioca frita mientras me traían diversas exquisiteces de parrilla. El galeto es la forma de cocinar la carne a las brasas con espadas. Como el espeto corrido en Brasil, no? Aqui no traían las espadas sino que lo hacían en una bandeja. Cuando alguien pase por esta ciudad, que no deje de visitar a Alindo Lindolfo Berger, que aparte de vender orquídeas nativas, te trata muy bien y es toda una experiencia mantener una charla con él. Mientras habla con un acento muy marcado, ametralla en el medio con los nombres en latín de las diversas variedades de orquídeas que un lego como uno no puede diferenciar visualmente mientras trata de entender el tableteo de su discurso.
El viaje en auto en la ruta siempre mantiene activo al conductor ante las variedades del verde ondulante que contrasta con la tierra roja que, cuando hay obras en construcción, resalta como una herida en el suelo. Me llama la atención la circulación de gente caminando a la vera de la ruta y, en especial, cada tanto uno ver salir del medio de la espesura un chiquito de cabellera rubia platinada que me hace recordar a 'Los chicos de Brasil'
Aerolíneas no funcionaba pero LAN me trajo de vuelta a Buenos Aires en esta oportunidad. Los turistas que venían el avión de regreso seguro se habrán perdido algo -o mucho- del Misiones profundo. Con las Cataratas ya tienen mucho para hablar al regreso...
